Bioplásticos, los envases y embalajes que prescinden del petróleo piden paso

La presencia de los bioplásticos puede apreciarse en el mercado, aunque de manera muy modesta y simbólica. En este sentido, el poliácido láctico (PLA), que se obtiene a partir del almidón del maíz, de yuca o caña de azúcar, es uno de los materiales con propiedades semejantes al plástico convencional PET que se abre paso con un mayor uso.

Los vasos producidos con PLA tienen una visualización agradable gracias al material; el único punto negativo es que no soporta el calor, y a partir de los 40 o 45 grados sufre deformación. Las vajillas biodegradables cuestan entre un 50% y un 100% más que las que se fabrican con derivados del petróleo, con lo que la demanda de estos artículos biodegradables es baja.

Ya hay en el mercado productos para envasar fruta, sándwiches u otros alimentos hechos con poliácido láctico (PLA). El problema es que, por ahora, sólo son aptos para alimentos de vida útil corta.

La industria busca también en el lino, el cáñamo o la madera los substitutos para reemplazar al plástico tradicional. Algunas de estas fibras vegetales ya se emplean para sustituir a los revestimientos interiores de los coches y aviones, las tablas de snowboard o los aislantes térmicos en paredes.

Lo importante no el origen del material, sino que lo fundamental es el fin de su ciclo de vida. Plásticos parcialmente de origen fósil son biodegradables en el suelo y sirven para acolchados agrícolas. En este caso, el origen no aporta ninguna novedad; pero el fin de su ciclo de vida nuevo para los plásticos es una solución espectacular que permite evitar la contaminación del suelo agrícola, destacan.

By: La Vanguardia

Compartir en

Noticias relacionadas