Packaging y creatividad sostenible

“El buen packaging es el que está a la altura del producto y sus valores, el que tiene en cuenta cómo va a estar expuesto y cómo se consume, el que está en línea con las preocupaciones sociales y el poder del consumidor”, asegura Eva Minguella, fundadora de la agencia EVA Estudi y directora del Máster en Diseño de Packaging de Elisava. “También es importante que esté hecho para durar, y que se cree no sólo a base de estudios de consumo, sino de creatividad e intuición”.

 

La respuesta del packaging

 

A pesar de que sus plazos de producción son lentos (entre la conceptualización y la llegada de un nuevo pack al punto de venta suelen pasar como mínimo seis meses) la industria del packaging es especialmente transversal, y por tanto, muy sensible a las tendencias. Así pues, ¿cómo se ha adaptado el sector a la evolución de las prioridades de la población y al contexto sin precedentes de una pandemia mundial?

Según Lluís Morillas, presidente y director creativo de la agencia de branding y packaging Morillas, “el packaging solo ya no vende. Antes se decía que el packaging era el vendedor silencioso. Pero ahora tenemos un consumidor informado y crítico, a quien en el contexto sanitario actual no le apetece pasar mucho rato encerrado en un supermercado con otra gente”.

El packaging solo ya no vende, en el contexto de pandemia ya no apetece pasearse durante horas por los pasillos del súper

La Covid también ha hecho que aspectos como la seguridad alimentaria y la higiene suban en el ranking de prioridades, condonando incluso los hace poco tan controvertidos precintos de plástico o los envases monodosis. Algo que parece reñido con la otra gran tendencia del momento: cuidar el medio ambiente.

La palabra mágica: sostenibilidad

 

“El ser sostenible es uno de los motores más importantes en un envase a día de hoy. Las marcas están invirtiendo en reconvertir envases, porque es un gran freno comprar un producto que no es respetuoso con el planeta”, asegura Morillas.

Esto se traduce en “cumplir más que nunca con las tres “R” del packaging”, según Eva Minguella. La primera “R” responde a la reducción de material, que puede llegar hasta la popularización de envases comestibles a base de cereales. Es el auténtico residuo cero, como cuando nos comemos el cucurucho del helado.

Es el auge de los materiales compostables y los bioplásticos. A menudo encarecen el producto, pero hacen aumentar su aceptación. “En estos casos la emoción está por encima de la economía”, dice Morillas.

La segunda “R”, el reciclaje. “Para reciclar hay que poder separar. Y hay envases como el tetra que lo hacen muy difícil. O los de papel que llevan una ventanita de plástico, esos son un pecado. Estamos cambiando esa tendencia a través del diseño”, asegura Minguella.

La última R es la de “Reutilizar,” pero la tendencia no acaba de consolidarse, en parte porque estamos acostumbrados a la comodidad, y por otra, porque el temor a los contagios ha puesto freno a iniciativas de productos a granel, que algunos perciben como menos higiénicos.

 

“La sostenibilidad no es una estrategia de marketing, es un compromiso real que además está regulado por auditorías, certificados y homologaciones”

“La sostenibilidad no es una tendencia que se vaya a revertir. Es una realidad que hay que integrar”, asegura el CEO de Miralles Group, Pau Navarro. En Miralles hace décadas que trabajan con el diseño y producción integral de packaging y publicidad en punto de venta a base de papel y cartón. “Material sostenible no sólo en la producción, sino en el transporte y el montaje”.

 

news by: la vanguardia

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